viernes, 31 de mayo de 2013

gestioon educativa

GESTIÓN EDUCATIVA


TALLER: consulte en la institucion que hace practicas cuales son las mejoras y planes del proximo año lectivo. ¿cuales serian los impactos sociales academicos y economicos que se obtendrian??

 TALLER:
diseñe los cuatro ámbitos de gestión educativa para una institución  exclusivamente de preescolar
TALLER: 
consulte y pegue los decretos que aparecen en el sistema educativo colombiano

GESTION EDUCATIVA EN COLOMBIA

Colombia se rigió durante el siglo XX por la Constitución de 1886, en la que se determinaba: "La educación pública será organizada y dirigida en concordancia con la religión católica". Esta declaración se hizo efectiva a través del Concordato firmado con el
Vaticano en 1887.
Basada en esas directrices, la ley 39 de 1903 sirvió de fundamento jurídico del sistema educativo colombiano durante buena parte de la primera mitad del siglo, marcada por la hegemonía conservadora que buscó "civilizar las masas y formar las élites" (Helg,
1987).
La presencia del ejecutivo en la vida cotidiana de la escuela se garantizaba a través de las juntas de inspección municipal compuestas por los notables de la localidad (el cura, el presidente del Concejo Municipal, el alcalde y un vecino nombrado por el inspector
provincia). Éstos tenían como función principal nombrar y controlar políticamente al maestro.
El maestro debía centrar su labor en la enseñanza de la religión, la lectura, la escritura y la aritmética, y rendir cuentas al inspector, quien "dirige al maestro, vigila el cumplimiento de los reglamentos y controla la asistencia" (Silva, 1989: p. 68-78).
1 En la década de 1930 llega al poder el partido liberal, que hizo esfuerzos por modernizar el país y dio gran importancia al sector educativo para lograr su empeño.
 Sus funcionarios buscaron "cambiar los contenidos y valores de la enseñanza, sus métodos y sus ideales para producir un elemento humano dotado de conocimientos científicos y técnicos más acorde con las necesidades de un país en busca de su desarrollo económico y social, con una conciencia ciudadana más democrática y crítica. [...] [Sin embargo], la intención de hacer del sistema educativo un instrumento para la formación de una nación más integrada e igualitaria se frustró por la incapacidad económica del Estado de ofrecer una enseñanza a toda la población potencialmente apta para ella y por los intereses vinculados al sector educativo privado que se fortificó durante el período [décadas de 1930 y 1940].
El sistema educativo, en lugar de impulsar la integración nacional, contribuiría a formar una sociedad más segregada" (Jaramillo Uribe, 1989: p. 109).En la segunda mitad del siglo XX, la educación colombiana estuvo caracterizadapor la expansión cuantitativa y por la creciente complejidad de su organización. Sin embargo, las políticas educativas no se destacaron por su coherencia ni por su continuidad y la educación culminó el siglo como un reflejo de las divisiones de la sociedad colombiana: aumentó la distancia entre la educación privada de relativamente buena calidad para quienes pudieran pagarla y una educación pública y privada de muy desigual calidad para las grandes mayorías (Helg, 1989).
En 1991 se promulgó la nueva Constitución política, que reconoce ampliamente los derechos fundamentales y la diversidad nacional. En su artículo 67, la Constitución:
 Consagra la educación como un derecho fundamental y como un servicio público con función social.
 Amplía la educación básica obligatoria de cinco a nueve años.
 Asigna la responsabilidad de la educación a la sociedad, la familia y el Estado.
 Descentraliza la dirección, financiación y administración de los servicios educativos estatales concediendo igual importancia a la nación y a las entidades territoriales.
2  En 1992 se expide la ley 30, que organiza el servicio público de la educación superior haciendo énfasis en la autonomía de las instituciones de educación superior. En 1994 se expide la Ley General de Educación (ley 115), la cual:
 Establece las normas generales del servicio público de la educación formal (un año de preescolar, nueve años de básica y dos años de media), no formal e informal.
 Señala: los principios y los fines de la educación; la estructura y organización del servicio educativo; las calidades de los educandos y los educadores, así como las exigencias de su formación.
 Promueve la autonomía de las instituciones educativas y la descentralización para la dirección, administración inspección y vigilancia, diferenciando las funciones del nivel nacional y de las entidades territoriales -que en Colombia son los departamentos, distritos, municipios y territorios indígenas-.

3. El Plan Decenal de Educación 1996-2005 se inscribe en la necesidad de construir un proyecto de nación y de convertir la educación en un asunto de todos. El Plan se propone:
 Lograr que la educación se reconozca como el eje del desarrollo humano, social, político, económico y cultural de la nación.
 Desarrollar el conocimiento, la ciencia, la técnica y la tecnología.
 Integrar en un solo sistema la institucionalidad del sector educativo y las actividades educativas de otros entes estatales y de la sociedad civil.
Además de estos acuerdos de carácter general, cada gobierno proclama un plan que se constituye en la guía para el período de cuatro años. Sin embargo, lo que se puede observar en la actualidad carece de la coherencia y la continuidad como ya anotaba Helg
(1987) para la segunda mitad del siglo XX. Los grandes esfuerzos que se hacen para que la educación constituya un aporte efectivo para el desarrollo, tanto personal como de la nación, p a recen aislados y con un bajo impacto: las necesidades y los propósitos de los niveles locales e institucionales no son escuchados por el nivel central, que formula políticas generales muchas veces contrarias a las realidades concretas de las comunidades.
4. Colombia inició su proceso de descentralización en 1986, cuando se establece la elección popular de alcaldes y se incrementan significativamente las transferencias de los recursos. La Constitución de 1991 avaló el proceso y en 1993 se dictaron normas sobre la
distribución de competencias1. Sin embargo, la descentralización "tenía por objeto ser una reforma sistémica y no resolver un problema particular de acceso a la educación y de calidad de educación" (Carnoy y de Moura Castro, 1997: p. 12). No se preparó a las instituciones escolares ni a los municipios y se dejó en manos de los departamentos la administración, la asistencia técnica y la formación permanente del profesorado, sin apoyar tampoco esa gestión, que muestra hoy un desgaste por cuanto los recursos no alcanzan para cubrir los gastos de nómina y mucho menos para inversión. Estas entidades no muestran solvencia técnica ni académica para impulsar cambios, hechos que han convertido el proceso de descentralización en un nuevo factor de iniquidad: sólo tres departamentos y el Distrito Capital pueden invertir en educación y los departamentos más pobres muestran hoy índices más bajos de cobertura y, por supuesto, de calidad.
La formación del profesorado se realizó en las escuelas normales y en las universidades a través de sus facultades de educación u otras unidades dedicadas a la educación. Unas y otras están entrando en reformas con miras a calificar la formación
docente: las escuelas normales se transforman en normales superiores que, en convenio con facultades de educación, brindan una formación específica para el ejercicio docente a través de la secundaria y la media, y ofrecen un ciclo complementario de dos años en formación pedagógica, una vez que el estudiante culmina su educación media.
Las universidades ofrecen, en el nivel de pregrado, una formación de licenciatura que, a partir del presente año, debe darse en cinco años para la modalidad diurna de tiempo completo y en seis años para la nocturna y los programas a distancia. En posgrados, la formación se realiza a través de programas de especialización (generalmente de un año), maestría y doctorado. En los
últimos dos años se han acreditado 125 normales superiores. Los programas ofrecidos por las universidades tenían plazo hasta el 16 de febrero del 2000 para presentarse al Consejo Nacional de Acreditación (Braslavsky y Acosta, 2001).23
La dinámica de formación del profesorado en educación superior se desenvuelve en un contexto enmarañado y complejo. Cuando en diciembre de 1992 se expidió la Ley 30, "por la cual se organiza el servicio público de la educación superior", el país tenía aún
fresco el optimismo que había generado la Constitución de 1991 y se impulsó una ley democrática, basada en el principio de la autonomía universitaria. No se tuvo en cuenta una realidad que ya tenía tradición en la educación colombiana: su carácter de negocio.
Esta tendencia encontró en la ley un terreno propicio para que cada institución creara los programas que consideraba más rentables, sin considerar las necesidades reales, las capacidades institucionales para hacer una oferta de calidad y, mucho menos, un criterio de rigor académico. (En la actualidad el país discute "la reforma a la Ley 30": otra ley para la educación superior) (Braslavsky y Acosta, 2001).
El número de programas del campo de la educación creció de forma inverosímil, porque las reformas motivaron a los profesores a prepararse mejor y porque para ascender en el escalafón docente, al que están atados los salarios de los docentes, es necesario tener un título. Era frecuente que universidades o instituciones universitarias crearan un programa y lo ofrecieran en 20 o más ciudades del país contratando personal docente temporal para viajar de un lugar a otro y ofreciendo una infraestructura universitaria precaria (Braslavsky y Acosta, 2001).
El Estado poco pudo hacer porque tal desmesura desbordó la capacidad de inspección y vigilancia. Para 1999, el país contaba con 282 instituciones de educación superior, de las cuales 94 eran universidades, 67 instituciones universitarias, 107
instituciones técnicas y tecnológicas, y 14 de "régimen especial". La información sobre el número de programas no es consistente entre los organismos del Estado: el ICFES reportaba 1.081 programas en el campo de la educación para 1998; el Consejo Nacional de
Acreditación indicaba que existían 1.680 programas entre licenciaturas y especializaciones, y la Comisión Nacional de Maestrías y Doctorados reportaba 44 maestrías y 2 doctorados. Un total de 1.726 programas (Braslavsky y Acosta, 2001).
5. En los últimos años, el Ministerio de Educación Nacional (MEN) ha venido trabajando en la configuración de un sistema nacional de formación de educadores con miras a racionalizar y calificar la oferta. En el diagnóstico que se llevó a cabo sobre los
programas existentes (MEN, 1998: p. 30-31), se señala la persistencia de algunos problemas:
"Permisividad [del Estado] ante la proliferación de ofertas de formación de baja calidad, ausencia de criterios y políticas dirigidas a atender la desarticulación y dispersión de los programas de formación, debilidad en la descentralización de los procesos de formación de educadores, incoherencia y vicios en las políticas y la legislación referidas a la formación y desarrollo
social del educador, deficientes bases de información y evaluación de los maestros, burocratización y politización de los procesos que tienen que ver con el maestro, insuficiente estructura financiera para atender la cualificación y dignificación de los educadores, inequidad de las condiciones de reconocimiento social, poca pertinencia del estatuto docente frente a los retos actuales del maestro y a su desarrollo integral, desfase entre la formación recibida por el maestro y su ubicación laboral.

[En cuanto a los] fundamentos de formación: reduccionismo de la pedagogía a esquemas instrumentales y poca comprensión de su carácter disciplinario e interdisciplinario, inexistencia de comunidades académicas en pedagogía y de estados del arte que den razón de sus avances nacionales e internacionales, ausencia de debate sobre enfoques y modelos pedagógicos en general, y de formación de educadores en particular [...].
[En cuanto a] las instituciones formadoras: cuestionamientos acerca de la vigencia y validez de las instituciones y sus programas frente a las demandas de la época y los retos del país, poca claridad de criterios académicos para orientar la formación de educadores, carencia de rigor pedagógico en los formadores de formadores, poco compromiso con la investigación educativa y
pedagógica, proliferación y desarticulación de ofertas de formación, bajos niveles de exigencia en el ingreso y promoción de los alumnos, mantenimiento de parámetros transmisionistas y aplicacionistas, que luego el maestro reproduce en su acción docente, desarticulación de la formación con la realidad educativa del país, las políticas y las tendencias educativas y con él con texto vital de los alumnos, competencia predominantemente mercantilista entre las ofertas de formación".
6. Este duro diagnóstico del Ministerio es corroborado por diversos estudios sobre la educación superior. Dos de ellos destacan los problemas de la oferta en el campo de la educación (Cubillos, 1998).
La autora plantea que la tergiversación del significado de la autonomía universitaria promulgada por la Ley 30 propició un libertinaje desmesurado al punto de estimular lo que ella llama " carreras a la carrera", "posgrados de cartón", "docentes de tiempo repleto" o
"entidades sinónimo de lucro". Con datos tomados de diversas fuentes muestra un panorama sombrío, aunque también destaca los esfuerzos que hacen universidades de excelencia por mantenerse en un contexto mercantilizado y degradado. También señala que
los posgrados que combinaban los términos "docencia", "educación", "enseñanza" o "pedagogía" en 1996 sumaban 163, sin que existiera razón alguna para la gran diversidad de denominaciones, fuera de "atraer simpatizantes", sobre todo a "docentes que necesitan títulos y títulos que vayan sumando puntos para aumentar su salario. " Políticas públicas y Universidad (Henao, 1999) es el producto de una investigación más académica. Su autora, Jefa del Programa de Estudios Científicos en Educación en Colciencias, órgano rector de la investigación en Colombia, llega a conclusiones semejantes:
"Lo que llamamos cambio en las facultades de educación se ha basado en el desarrollo progresivo de su diferenciación profesional, correspondiente a una diferenciación curricular que responde cada vez más a las expectativas educativas de nuevos grupos sociales. Así es como nuevas categorías ocupacionales han surgido frente a las inicialmente dominantes.
Sin embargo es posible pensar que las variaciones curriculares de una unidad de formación una vez consolidada no han generado mayores diferencias académicas [...]. Es importante preguntarse hasta qué punto la proliferación de facultades de educación representa un cambio morfológico en el cuerpo profesoral, un cambio en las bases académicas de la formación, un
cambio en el estatus profesional; las perspectivas no muy buenas alrededor de las respuestas nos obligan a pensar, igualmente, en la baja identidad intelectual de los profesionales de la educación, por una parte, y en la debilidad de los papeles ocupacionales que se afrontan en los diferentes contextos y situaciones pedagógicas.
7. En Colombia aún no contamos con una infraestructura para la formación de docentes y para la realización de investigación y desarrollo  experimental educativo suficientemente amplia, diversificada y fuerte para impulsar y soportar a buen ritmo un proceso de transformación profunda de nuestros procesos de enseñanza-aprendizaje".
La ausencia de una infraestructura suficientemente amplia, diversificada y fuerte para impulsar un proceso de transformación en la educación, a pesar de los 1.726 programas con que contaba el país en 1999 y la multiplicidad de denominaciones y títulos
que se otorgaban, constituye una paradoja. Desafortunadamente, el país no supo acompañar la cantidad con la calidad y hoy puede afirmarse que, al menos en el sector urbano, la mayoría de los profesores son licenciados y un buen número tiene uno o más posgrados.
Así se pudo constatar en 11 escuelas de básica primaria: por ejemplo, en una planta de 11 profesores, 9 eran licenciados y los otros 2, aunque eran normalistas, tenían título en otra carrera; 5 poseían un título de posgrado. En este contexto, la formación de los directivos docentes se presenta aún más crítica por el carácter vitalicio que concede el Estatuto Docente, expedido en 1979, a dichos cargos. Ésta es una razón para que muchos profesores aspiren a ser directivos y realicen estudios de posgrado para acumular algunos méritos que les permitan librar mejor la reñida competencia que se da para ocuparlos.
La complejidad de la formación del profesorado y el desbordamiento de la oferta llevaron al Estado a introducir un proceso de acreditación previa para los diversos programas de educación superior.
El Ministerio de Educación acredita aquellos programas que cumplen con los requisitos exigidos, los cuales giran en torno a cuatro principios básicos: la educabilidad del ser humano, la enseñabilidad de las disciplinas y saberes producidos por la humanidad, la estructura histórica y epistemológica de la pedagogía, y las realidades y tendencias sociales y educativas, institucionales, nacionales e internacionales.
8 El Consejo Nacional de Acreditación (CNA) estudia las solicitudes de los programas de licenciatura y especialización y la Comisión Nacional de Maestrías y Doctorados (CNMD) analiza la de los programas de estos niveles (CNA, 1998). Al 16 de febrero del año 2000, 96 instituciones habían presentado documentación para acreditar 489 programas de licenciatura (pregrado) y 328 especializaciones (posgrado) en el campo de la educación. Algunos de estos programas ya han sido acreditados, otros están en proceso de
estudio. Por su parte, en la Comisión Nacional de Maestrías y Doctorados se han registrado 25 maestrías y 2 doctorados. En este marco se identificaron los programas que o f recen alguna formación en los campos de la gestión y de la política educativa, los cuales
constituyen la población que se toma para el presente estudio.

GESTIÓN EDUCATIVA Y CURRICULAR
Es tarea entonces necesaria definir y delimitar los conceptos que nos competen en este trabajo en primer lugar se definirán como términos solitarios y en segundo lugar se formará una amalgama dándole forma estructurándolos y articulándolos en una línea
conceptual y visible de gestión educativa y curricular.
El primer concepto es gestión educativa. ¿Qué se entiende por gestión educativa, o qué es gestión educativa? Para ello
hay que ahondar un poco en la historia del surgimiento de esta. La gestión educativa data de la década de los años sesenta en Estados Unidos, de los setenta en el Reino Unido y de los años ochenta en América Latina. Por consiguiente ha sido considerada una disciplina de desarrollo muy reciente.
9 Para autores como Miguel Ángel Santos Guerra la gestión educativa “es la acción consistente en aplicar de una forma racional y ordenada los recursos disponibles a la consecución de los objetivos que se han previsto”. Para (Cassasus, 2002) “La gestión
educativa busca aplicar los principios generales de la gestión al campo específico de la educación. El objeto de la disciplina es el estudio de la organización del trabajo en el campo de la educación. Por lo tanto, está determinada por el desarrollo de las teorías
generales de la gestión y los de la educación. Pero no se trata de una disciplina teórica. Su contenido disciplinario está determinado tanto por los contenidos de la gestión como por la cotidianidad de su práctica. La gestión educativa se constituye por la puesta en práctica de los principios generales de la gestión y de la educación. En este sentido es una disciplina aplicada, es un campo de acción”.
La importancia de la gestión está íntimamente relacionada con el lugar que ocupan hoy las empresas en la evolución social, ya que por medio de ella se pueden organizar las personas en torno a unos objetivos permitiendo realizar un seguimiento y control constante a las acciones humanas dentro de una organización. Hacer referencia al término gestión, es hablar de organizar un grupo de seres humanos en torno a conseguir un fin predeterminado. Es así como lo que busca y pretende la gestión en primera instancia es cumplir una meta, un anhelo que se tiene en común “todo podría ser mejor”. De esta manera el planteamiento de gestión en la educación pretende el ordenamiento de esta, en una organización que pueda alcanzar más fácilmente objetivos y beneficios en común de acuerdo a los ideales que posea la sociedad en el momento, partiendo de la formación y enseñanza que se dan mediante la escolarización; es decir, la organización en un sistema educativo el cual permita controlar todos los aspectos de la vida
escolar para tener una mejor expectativa en cuanto a los resultados; ciudadanos y ciudadanas que cumplan con los ideales de sociedad y que desempeñen su rol dentro de la misma.
10 El hecho que la gestión educativa surja como un mecanismo para alcanzar los objetivos propuestos está íntimamente relacionado con las intenciones políticas y gubernamentales del estado; es así como en la actualidad la práctica de ésta se encuentra
altamente influenciada por las pretensiones ideológicas del gobierno, además de las demandas económicas a nivel internacional ya que los planes y objetivos humanos no son locales, sino que giran bajo un marco mundial.
El segundo concepto es el de currículo. Se podría entonces preguntar ¿Que gestionar en la escuela, en lo educativo? ¿Qué se puede gestionar en la educación? Lo curricular surge como el principal punto de anclaje sobre el cual se puede realizar procesos de gestión,
es así como se hace necesario definir que es currículo.
Lo más relevante no es dar una definición concreta del currículo ni mucho menos decir qué es el currículo como concepto tampoco realizar una disertación. Lo que se tomará es el planteamiento de varios autores para llegar a una afirmación que nos permite
continuar con este trabajo ¿Cómo definir el término currículo?, si bien hay varios autores que lo plantean como: Jonhson (1967) “una serie estructurada de resultados buscados en el aprendizaje” para Stenhouse “el currículo es un intento de comunicar los principios esenciales de una propuesta educativa de tal forma que quede abierta al escrutinio crítico y pueda ser traducida efectivamente a la práctica”. El asunto no es tan simple, como definir que es currículo dando definiciones de diferentes autores es más complejo ya que el currículo representa la vida de lo educativo, lo escolar, enmarcado en la escuela que va desde lo que
se enseña, lo que se pretende enseñar, lo que el estudiante aprende y lo que no aprende, los conocimientos que se adquieren sin ser así dados directamente, las relaciones, interacciones, interrelaciones entre padres, docentes, directivos y estudiantes.
Así como todas las disposiciones legales y el discurso hegemónico presentes en el gobierno además de las presiones o mandatos económicos que sobre el sistema recaigan, etc.…el currículo es un sinnúmero de relaciones complejas.
11 Kemmis (1993) afirma que “el curriculum es un producto de la historia humana y social, y un medio a través del cual los grupos poderosos han ejercido una influencia muy significativa sobre los procesos de reproducción de la sociedad” es debido a esto, que
siempre las intenciones de los mecanismos para intervenir o cambiar la escuela surgen de los ideales que se tengan sobre la sociedad; siendo esto en esencia lo que permite la sumisión del currículo a los objetivos nacionales para la escolarización y la
homogenización de las personas que integran ese ideal de sociedad.
Partiendo de lo anterior la gestión surge como una forma y a la vez un método para guiar las intenciones de la escolarización reduciendo o limitando el currículo meramente a los contenidos que se deben enseñar y a lo que el estudiante debe saber, ya que como lo asevera Kemmis (1993) “la escolarización ha constituido un medio para la ilustración y el desarrollo del individuo y, por otra parte, lo ha sido para lograr los propósitos del estado” es debido a esto que los mecanismos de gestión parten desde la intervención del currículo para alcanzar niveles de control por parte del estado. El curriculum escolar, como otros aspectos de la vida social está formado y modelado ideológicamente.
 Así, las formas dominantes del curriculum escolar reflejan las formas ideológicas dominantes en la sociedad. De esta manera los mecanismos sobre los cuales se articula la gestión educativa, pasan directamente por la organización del currículo, primero orientándolo a un plan de estudios que permita transmitir los ideales y propuestas de sociedades dominantes; y segundo creando estrategias que permitan ejercer un control para que se lleven a buen término las objetivos planteados por este. Es así como la gestión educativa se organiza y se estructura desde las disposiciones estales, con el fin de permitir un mejor seguimiento a los
planes y propuestas planteadas por el gobierno.
Es así como la forma para intervenir la escuela y los ideales que esta de transmitir, difundir y enseñar es por medio de la organización y estructuración de lo curricular mediante una sistematización de la vida escolar en elementos sobre los cuales se puede.

12 Ejercer mecanismos de seguimiento y control. Aquí es donde cobra protagonismo la gestión ya que permite que se cumplan los anteriores requisitos permitiendo llevar a buen término la propuesta educativa del estado.

TALLER:
explique  los siguientes parrafos de forma resumida: 4. 7. 9 y 12

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